Presentaciones

Camino de regreso a ti

Realizar el camino de regreso a uno mismo puede resultar uno de los ejercicios más beneficiosos para encontrar el equilibrio y recuperar nuestro centro. Encontrar respuesta a nuestros porqué, puede convertirse en la mejor forma de conocernos y evolucionar.

A lo largo de nuestra vida aparecen muchos porqué (porque esto y no lo otro). De entre ellos algunos destacan por tener un sentido más profundo como por ejemplo:

Porqué nacemos?
Porqué nacemos en un lugar y entorno determinado?
Porqué tenemos unas determinadas aficiones y no siempre conseguimos seguirlas?
Porqué no estamos plenamente satisfechos con el desarrollo de nuestra vida?

Desde hace algún tiempo me di cuenta que necesitaba realizar este camino de regreso a mí, analizando la repercusión que habían tenido los momentos y situaciones más destacables que había vivido.

Ello me permitió relacionar los momentos o situaciones que podrían haberse tratado de señales de avance, y poder compararlo con las consecuencias que finalmente tuvieron.

Este ejercicio me ha permitido reflexionar, además de analizar que conexión puede haber entre éstos momentos o situaciones, con el contenido de algunas enseñanzas ancestrales como por ejemplo:

  • Los Libros Sagrados
  • Los cuatro libros de Confucio
  • La tabla Esmeralda de Thot
  • El I Ching
  • La Kabalá
  • Los cuatro acuerdos
  • Etc.

Y de esta forma identificar líneas de acción que puedan ayudar al crecimiento y desarrollo espiritual

Durante este proceso he tomado conciencia de la multiplicidad de variables, caminos, deseos, retos y opciones que se nos presentan constantemente, y que con mucha frecuencia utilizamos la razón para orientar nuestras acciones, sin tener en cuenta en la mayoría de ocasiones si estas decisiones se encuentran realmente alineadas con nuestros objetivos de vida.

La presión social, y el tsunami de información que estamos viviendo (información orientada básicamente al consumo de bienes materiales e inmateriales), nos lleva por caminos que finalmente nos van alejando de nuestro centro de equilibrio.

Estoy convencido de que esta reflexión puede ser compartida por muchísimas personas y es por ello que propongo la creación de un espacio virtual donde se puedan compartir experiencias, comentar reflexiones y extraer ideas que ayuden a obtener una visión más holística de nuestro “día a día” y suavizar con ello los impactos negativos que recibimos a diario.

A este espacio lo denomino la TERTULIA COSMOGÓNICA, ya que ello permite tratar aspectos que tengan que ver con lo humano y lo divino.

El equilibrio interno es un estado de alineación y paz entre los distintos aspectos de nuestro ser. Alcanzarlo y mantenerlo requiere práctica, autoconocimiento y un compromiso constante con el cuidado de nuestra energía, emociones y espíritu. Al hacerlo, no solo obtenemos bienestar personal, sino que también contribuimos a crear una energía de paz y armonía en nuestro entorno

Este equilibrio interno es esencial para vivir de una manera plena y consciente, y para responder a la vida desde un estado de paz y claridad.

Somos seres multidimensionales, compuestos de cuerpo, mente y espíritu. Mantener el equilibrio interno significa que estas tres dimensiones estén en sintonía. Esto implica cuidar la salud física, gestionar los pensamientos y emociones, y cultivar el crecimiento espiritual.

Cuerpo: Realizando una alimentación adecuada, ejercicio y descanso.

Mente: Con pensamientos positivos y evitando el exceso de preocupaciones.

Espíritu: Practicando la meditación, el autoconocimiento y la conexión con lo trascendental.

Nuestras emociones tienen un papel crucial en el equilibrio interno.
La metafísica indica que emociones negativas, como el miedo, la ira o la envidia, crean desequilibrios energéticos que afectan la salud y el bienestar.
Practicar la inteligencia emocional, o la habilidad de observar y regular nuestras emociones sin ser dominados por ellas, es fundamental para mantenernos en equilibrio.

Cuando esta energía está bloqueada o desequilibrada, se generan malestares físicos y emocionales. Las prácticas como el yoga, el tai chi, o la meditación ayudan a que esta energía fluya correctamente, manteniendo el equilibrio entre cuerpo y mente.

La conciencia plena o atención al presente es otro aspecto fundamental. La mente tiende a moverse entre el pasado y el futuro, generando ansiedad o estrés. La metafísica propone que, al enfocarnos en el «aquí y ahora», logramos una paz interna que nos permite afrontar la vida con mayor equilibrio y claridad.

Vivir de acuerdo a nuestros valores y propósitos más elevados crea una resonancia interna que fortalece nuestro equilibrio espiritual. Cuando estamos en conflicto con nuestros valores profundos (como la compasión, la honestidad o el amor), nuestro equilibrio se ve alterado. Reflexionar sobre nuestro propósito, y actuar en alineación con nuestros valores, es clave para mantener la estabilidad interna.

Practicar el desapego y la aceptación es otra enseñanza de la metafísica para el equilibrio.

Muchas veces, el sufrimiento proviene de la resistencia al cambio o del apego excesivo a personas, situaciones o ideas.

Aprender a aceptar las circunstancias sin identificarnos con ellas, así como soltar lo que no nos sirve, es crucial para mantenernos en paz y en equilibrio.
 
Todo está interconectado, y somos parte de un todo más grande. Mantener el equilibrio implica reconocer esta interconexión y sincronizarse con los ciclos de la naturaleza.

Pasar tiempo en la naturaleza, observar los ciclos del día y de las estaciones, y sentirnos en armonía con el universo, ayuda a equilibrar nuestra energía y nuestro estado mental y emocional.

Ven a la tertulia!

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